Desde julio de 2015, Fernando Coya Valdivia ocupa la Gerencia de
Planificación y Presupuesto de la Municipalidad Provincial de Puno, un cargo
neurálgico en la inversión pública y quizás responsable del bajo nivel
ejecutado hasta el momento.
Su permanencia en la comuna se da muy a pesar que su desempeño en el cargo no ha sido eficiente. Tal como él mismo lo admite, el año 2016 se cerró con apenas el 57% de ejecución presupuestaria y en lo que va del año, apenas supera el 10%.
Su permanencia en la comuna se da muy a pesar que su desempeño en el cargo no ha sido eficiente. Tal como él mismo lo admite, el año 2016 se cerró con apenas el 57% de ejecución presupuestaria y en lo que va del año, apenas supera el 10%.
Indagando
sobre el amuleto que lo sujeta a la gerencia, pudimos indagar que Coya Valdivia
tiene un trato muy especial, precisamente porque es ahijado de matrimonio del
alcalde Iván Flores Quispe, y como también nos lo admite, esta relación pudo
pesar para su designación, aunque descarta que constituya delito. “No hay
nepotismo, se podría decir que socialmente hay algo, nada más… sí son mis
padrinos… puede ser que haya valido, pero también fue por mi trabajo”, comenta.
“Que
la ejecución presupuestal del año pasado y este sea bajo es porque las
subgerencias no han avanzado como se debe”, sostuvo, al tiempo de achacar
responsabilidad a la subgerencia de Obras y otras jefaturas.
Sin Fronteras obtuvo la partida de matrimonio 1103, inscrita en el libro 20 a
fojas 552, la cual certifica que Iván Flores Quispe y su esposa Magda Yuliana
Flores Catacora, apadrinaron el matrimonio de Fernando Coya Valdivia y Luz
Marina Humpiri Panca, el 27 de octubre de 2012.
Pero
este funcionario no solo acompañó a su padrino en la Municipalidad de Puno,
pues tuvimos acceso a información de que también laboró en Acora cuando Flores
Quispe era alcalde de ese distrito.
“Ah, sí. También hemos sido allá (Acora), era asesor del SIAF en oficina de
enlace, yo de alguna manera, en ese tema soy experto”, indicó con sus ojos
brillosos.
La
relación de ahijado-padrino no constituye delito pero la contratación podría
configurar un tráfico de influencias, además de un escándalo ético y moral.
¿NO
QUISO ACEPTAR?
Al final de la entrevista nos dijo que él no quiso ser gerente pero el alcalde
se lo pidió, y que además pensaba dejar el cargo muy pronto, a más tardar en
junio. “Yo pregunté, tendré problemas por ser ahijado, me dijeron no, así fue”,
aseveró.
Fuente:Diario Sin Frontera
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