Juliaca sitiada por culpa de gobierno indolente


Ahora los juliaqueños tienen que pagar el plato roto de la indolencia del Gobierno regional y nacional, al hacer oídos sordos a las demandas de los pobladores de Azángaro, quienes a tres días de haber trasladado su protesta a la Ciudad Calcetera, han logrado sitiarla cerrando todas las vías de acceso a Juliaca, donde los piquetes han advertido ocasionar desmanes si alguien trata de quebrantar su medida de fuerza.

Hoy se cumple cuatro días de la huelga indefinida de los pobladores de Azángaro en Juliaca, y mientras las distintas instancias de gobierno se muestran indiferentes en atender sus demandas, o por lo menos escucharlos, la situación en la Ciudad Calcetera se recrudece, teniendo que pagar por un lío ajeno al cual nos sometieron o de lo contrario tendremos que pagar las consecuencias.

A los manifestantes de los distintos distritos azangarinos que ya permanecían tomando varios puntos de la ciudad como el puente Maravillas y el aeropuerto Manco Capac, ayer una amplia comitiva de pobladores de San Antón, quienes ni bien pisaron suelto calcetero empezaron a bloquear las vías e incinerar llantas en los puentes que tomaron por asalto.

Ernesto Sucapuca, presidente del comité de lucha del distrito de San Antón, manifestó que son aproximadamente 700 los huelguistas que arribaron ayer para plegarse a la lucha, además anunció que en las próximas horas se estarían adhiriendo a la brega comitivas de Orurillo, Tirapata, Muñani, Cojata y Ayaviri, logrando así sitiar por completo a la ciudad.

SIN SALIDA

Con las fuerzas de San Antón, las ya instaladas y las que están por venir, el panorama se muestra bastante adverso en la zona norte, pues los sectores transporte y comercio son los que más se están perjudicando; y al haberse cerrado todas las vías de ingreso a la ciudad, el desabastecimiento de alimentos y otros parece inminente.

Ayer los azangarinos dieron muestra de sus amenazas anteriores, lograron salirse con las suyas y están decididos en mantener su posición intacta de cerrar el paso a las ciudades de Puno, Huancané, Cusco, Arequipa, Azángaro y Lampa, hasta que una comisión de alto nivel con capacidad resolutiva ponga fin a este conflicto socio-ambiental.

Teniendo en cuenta que la Asociación de la Central Única de Barrios y Urbanizaciones de Juliaca (ACUBUJ), ha convocado a una jornada de paralización de 48 horas, so-pretexto de oponerse a la comisión organizadora de la UNAJ y en solidaridad con el pueblo azangarino, los juliaqueños se ven indefensos ante las advertencias de posibles desmanes por los huelguistas.

GOBIERNO INDOLENTE

Así como la opinión de Sucapuca, el sentir de los azangarinos y el resto de la población regional es generalizado, responsabilizando al Gobierno actual y los antecesores de Alan García Pérez, así como del presidente regional Mauricio Rodríguez, en mantenerse indiferentes al clamor del pueblo que a gritos exige frenar la contaminación de la cuenca del río Ramis.

Y si analizamos los casi cinco años que los azangarinos han esperado para los intentos de concertación que tuvieran con miembros de la Presidencia del Concejo de Ministros (PCM) y demás sectores involucrados en las negociaciones, no cuesta entender la furia de los pobladores de esta parte del país que se sienten burlados y humillados por el Gobierno.

Para el presidente del comité de lucha de San Antón, las penurias que atraviesan los huelguistas y los efectos que puedan desatarse en Juliaca, son obra del presidente García. Asimismo, califica a Mauricio Rodríguez de traidor al igual que su antecesor Hernán Fuentes.

NO DARÁN PASO ATRÁS

El panorama de ayer, y ante la llegada de más comitivas, auguraba un panorama desolador para los siguientes días. Con los puentes tomados y vías de acceso a la ciudad bloqueada con piedras y vidrios, el éxodo emprendido por quienes quieran cruzar dichos sectores, así como los vecinos que habitan en el lugar, no conmovía a los huelguistas.

MÁS VIOLENCIA

Contraviniendo la lucha por la defensa del medioambiente que aseguran pregonar, sus acciones dicen todo lo contrario, pues ayer no repararon en incinerar llantas en varios sectores en los que se instalaron, haciendo así caso omiso a las cruzadas que se emprendieron para la no quema de materiales tóxicos y la contaminación del aire.

Además, su actitud beligerante fue más notoria, debido a que varios de los huelguistas quisieron saquear los artículos de los transeúntes. Con mayor agresividad, amenazaron con quitarles la cámara a varios periodistas que cumplían con su trabajo y registraban los hechos.

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